miércoles, octubre 24, 2007

Todo pasa y todo queda

No esperaba que la mayor novedad en mi quinto y último (por favor, por favor) año de carrera fuese a ser la remodelación de la cafetería. Si a eso se le puede llamar remodelación, pero mejor vamos punto por punto.
Sigo en el edificio nuevo, en una clase más pequeña que el año pasado y con gente distinta (por fin nos deshicimos de Cuco y compañía) y con profesores igual de malos (o peores) que los del año pasado, que se pasan las clases hablando de tonterías, mandándonos trabajos que no nos interesan y libros que no queremos leer y nos roban el poco tiempo que tenemos. Vamos, lo de siempre.
Excepción hecha, como cada año, Julio Montero, que es un auténtico crack; el profesor de Información Deportiva (que también me parto con él) y una de las asignaturas que tenemos en Historia: Conflictos Armados. Ya ni siquiera espero que el segundo cuatrimestre sea mejor.
Por suerte, sigo en clase con Sara y Marcos y me han renovado el puesto como Pepito Grillo, que no es poco.
El año pasado la vieja y oscura facultad ya se tiñó de color, o más bien de colores, porque han pintado cada planta de un color: rojo, azul, naranja, rosa, verde, morado... Muy alegre todo, menos los estudiantes.
Y en septiembre tocaba la renovación de la cafetería. Siguen las mismas mesas amarillas con sus asientos azules y las mismas máquinas para sacar los tickets (ahora con botones de colores). Ha cambiado de dueños y ahora ofertan un montón de platos ocmbinados, pizzas, hamburguesas y todo ello exhibido en unos bonitos paneles. Algunos camareros son también nuevos y protestan por todo.
¿Que el pobre Marcos quiere un pincho de tortillas para desayunar? Pues el camarero le suelta, con 4 tortillas delante: "¿tú te crees que yo vengo a las 6 de la mañana aquí a hacer tortillas?" QUe le pides un descafeinado y él te dice: "¿De máquina o de sobre?" "Ah! Pues de máquina" "Joder!" Cómo que joder???? Si no quieres ponerlo, ¿para qué me lo ofreces?
En fin, que la mítica cafetería de ciencias de la información ha perdido parte de su encanto, definitivamente. Suerte que es el último año.
Siempre nos quedarán los pasillos.
¡Ah! Y ya he cumplido con la horterada de rigor: la foto de la orla. Por no ser menos que Letizia, no sea que luego me case con el Príncipe y no tengan foto que enseñar.

sábado, octubre 20, 2007

Happy birthday to us!!!

Me ha dicho ric que hoy cumplimos un año. ¡Un año! ¡Casi me parece mentira! Yo, que em mi vida llené más de tres páginas de un diario, y ya llevo un año escribiendo aquí que, como dice Miriam: "es como si contases todo lo importante que te pasa. omo un diairo con lo realmente importante". Y aquí seguimos. Como dice Ric, no sé por cuanto tiempo, pero aquí seguimos.
Y como no quiero ponerme a hacer balance de este año, de lo positivo y lo negativo, de los altos y los bajos, de las risas y los llantos porque me da mucha pereza, pues aprovecho la ocasión para daros las gracias a todos los que os habéis pasado por aquí cada día, cada mes o más de vez en cuando, aportando un rayito de luz a este campo de espigas.
A Nico por sus silencios. Porque sino no sería Nico.
A Ric por ser un tío del copón y mantener un blog del copón. Eres la alegría de esta huerta y nos contagias a todos, gracias.
A Marivip, por haber vuelto a la blogsphera y seguir escribiendo tan lindo como siempre.
A Grelinho, que para mí es el inventor de todo esto, el que cuenta las historias más largas y más divertidas y el que nos ha dado la alegría del año con el nacimiento de Camino. ¡Olé!
A Joao simplemente por ser y por escribir. Por permanecer, en la sombra y sin saberlo, como un referente y ayudando a que me sigue interesando esto que llaman periodismo.
A Ene por escribir tan, tan bonito, Por emocionarme solo con los títulos y ahcer que la blosphera no muera de sequía.
A La Rateta, por tener una reivindicación siempre a mano y hacerme sentir más útil.
A Ruth, por tener una sonrisa siempre dispuesta.
A Martita, ¿para cuándo uno tuyo?
A Pedro, que se pasa poco y cuando se pasa es para llamarme pelota, friki o algo que se le parezca. Ya sé que lo haces solo por llamar la atención, pero no dejes de hacerlo.
A Jonhy, que quizá ni lo lea, pero me inspira de vez en cuando a contar cosas.
A Irene por tender una mano siempre y porque este blog no sería lo mismo sin tus: "Tía, no me deja comentar en tu blog".
Y a Miriam, que sé que lees cada una de mis letras y tú (y tu marido) sí que inspirais casi cada palabra de todo lo que escribo.
A los que leéis en la sombra (y por eso no os nombro), gracias por hacerlo y animaos a dar la cara.
Que el baile no acabe nunca. Estáis todos invitados.

miércoles, octubre 17, 2007

... Y coman perdices

Para los que me conocéis bien no es ninguna novedad que mis ganas de asistir a "La Boda del Año" han ido aumentado paulatinamente y muy despacito. Podríamos decir que en este año desde que se anunció el evento no he pasado de 2ª. Pero al llegar al pueblo de la novia (mi ya prima) metí 5ª y decidí que, ya que había conducido tantos kms, iba a pasarmelo pipa.
Y lo conseguí. Vaya si lo conseguí.
Todo ha sido un no parar desde el jueves a las 17 horas que llegamos (preciosa la casa rural, por cierto) hasta el sábado a las 17 horas que nos volvimos.
Tarde de jueves comentando y viendo todo lo que había preparado para el viernes. Tarde-noche-madrugada de confidencias con Miriam. Teníamos mucho de que hablar, demasiados cosas que contarnos y mucho tiempo sin vernos.
Y llegó la mañana de la boda. Que tú piensas: "la boda es a las 13:30, así que no hace falta que madrugue". Y cuando te levantas a las 8 de la mañana te dices: "¿y yo para qué pensaré?" El caso es que se desayuna (susto incluido con la caida de S0l por las escaleras), se hacen las camas (o más bien hacemos las camas, que ellas solas pues como que no se hacen) y allí que yo empiezo la misión "Rizarme el pelo". Habitualmente es una misión imposible en mí, pero tras el corte del pelo del miércoles me daba hasta miedo intentarlo. Pero también lo conseguí.
Y allí estaba yo, encerrada en la habitación, con unos rulos horribles en la cabeza mientras todo el mundo fuera comentaba lo guapísimo que estaba el novio (cosa de la que no me cabía ninguna duda) y yo sin verle.
Todo comentario quedó corto cuando vi a mi primo vestido de novio, con su traje azul, sus zapatos y su pañuelo al cuello. Estaba guapísmo.
A partir de aquí los acontecimientos se aceleran: te vistes, te pintas, te quitas los rulos, empieza a venir la familia, besos por aquí, besos por allí, fotos al novio, más besos y a buscar a la novia para ir todos juntos a la Iglesia (las tradiciones es lo que tienen).
La novia elegante a más no poder y muy, muy guapa, la verdad. Ceremonia cortita (el cura iba a destajo). Salida de los novios, arroz, confetis, enhorabuenas y a comer.
Comida copiosa (todo riquísimo, por cierto) y al baile. Tres horas de bailoteo variado. El chaval cantó desde pasodobles a rumbas pasado por dos vals y alguna canción más modernita.
Y llegó la cena, ya con lo pies destrozados de los tacones y unas buenas zapas calzadas en los pies. La cena me encantó. Cuando llegué y vi a un montón de gente cantando el Clavelitos pensé "Pero esto que es lo que es???" Y resultó ser una cena de gente encantada de la vida de estar juntos y con unas ganas locas de pasárselo bien.
Pasé el trago de no llorar acordándome de mi abuela con todas las jotas extremeñas típicas. Y eso sí que fue un logro.
Y el sábado: más de lo mismo. Mañana sentadas a la sombra de una higuera y comida típica: caldereta de cordero.
Después de eso, con un cansancio en el cuerpo que no podíamos más y habiendo pasado dos días inolvidables, tocó recorrer los más de 300 kms que nos separaban de Madrid.
Cuando llegué a casa, con 38 de fiebre y la espalda totalmente destrozada, no me acordaba de lo bien que lo había pasado. Ahora ya no me acuerdo de los kms al pueblo, el rollo de los rulos, el viaje de vuelta ni la fiebre.
No sé si algún día los novios leerán este blog (debería decírselo) pero, por si acaso, les doy las gracias por la boda tan estupenda que organizaron, por el esfuerzo que hicieron y les deseo todo lo mejor y que todas sus lunas, sean lunas de miel.

miércoles, octubre 10, 2007

Pues que vivan los novios!

1. He sobrevivido a los dos primeros días de vértigo en la facultad. Y no ha sido para tanto. Porfesores distintos contando las mismas cosas y los compañeros de siempre diciendo que están hartos de la carrera, que los profesores son lo peor, que blablabla. Y yo, como siempre, con ganas de aprender cosas nuevas y de acabar de una vez la licenciatura. Que sí, que yo vivo fenomenal siendo estudiante y teniendo cuatro meses de vacaciones, pero si sigo sin cotizar no me voy a jubilar hasta los 80. Y eso no puede ser.
2. Los dos propósitos para el nuevo curso son: acabar la carrera en junio y aprobar de una santísima vez la escuela de idiomas (eso me da igual en junio que en septiembre). Por supuesto ha de quedarme tiempo para salir a tomar algo con los amigos, ver a la familia, ir al cine, a algún que otro conciertillo/partido del Real Madrid y escaparme al recreo cuando puedo.
3. El puente del Pilar se presenta bien. Mañana, a las 12 de la mañana, saldremos rumbo a un pequeño pueblo de Cáceres para asistir a la boda del año (porque es la única que he tenido, mayormente). El evento será el viernes, a la 1 de la tarde y la menda tiene que leer "La lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios" según pone en la chuletilla que me han dado. Todo esto con lo poco amiga que soy yo de curas y monjas en general y de apóstoles en particular. El lunes, resumen de lo acaecido.
4. Y ahora un reto para todos esos que decís que sabéis inglés. A ver si sois capaces de repetir, sin equivocarse este trabalenguas (o tongue twist, que dirían los sajones).´
Two tutors, who tooted the flute
tried to tutor two tutors to toot.
Said the two to the tutors:
"tis easier to toot than to tutor
two tutors to toot?
Ahí lo lleváis

domingo, octubre 07, 2007

¿Cuándo volvemos?
Hace una semana, a esta misma hora, estábamos paseando por las calles de Londres.
Desde que el sábado por la noche (noche allí, porque eran las 19:30) empezasemos a andar por Sussex Garden, Edgarve Road y Oxford Street, empecé a enamorarme de la ciudad. Ya se me había olvidado la noche sin dormis pensando que se nos iban a perder las maletas, que el avion iba a ser un asco, que no íbamos a entendernos con los británicos; la mañana en el aeropuerto; el accidentado aterrizaje; el viaje en el Gatwick Xpress (que no era el Gatwick), el robo del billete de Metro y la llegada a Balmoral House y la pelea con la Witch.
Mereció la pena el cansancio por poder empezar a empaparnos de Londres. Me sentí como en las películas viendo los paneles de luces en Picadilly Circus y la entrada al Cheers.
La mañana del domingo en Candem Town fue una auténtica locura. Deberíais haberme dado un aplauso porque me resistí y solo compré una camiseta. Pero os lo perdono.
Tower Bridge y Tower of London eran nuestras próximas paradas. A estas alturas ya habíamos cumplido dos de los deseos de Miriam al iniciar el viaje: fotografiarse con una cabina (unas 15 veces) y coger un bus de dos pisos, que al final nos hartamos de cogerlos.
El famoso Tower Bridge fue precioso y Tower of London debería esperar a ser visitada el día después para poder usar ese vale de 2x1 que conseguimos en Internet.
No me imaginaba que Traflagar Square fuese así. Yo la imaginaba como la típica plaza con cochecitos alrededor en plan rotonda y no. Tuve tentación de entrar a la National Gallery pero entonces, por una esquinita desde Trafalgar, vi el Big Ben y cambié de opinión.
Si alguien me pregunta que es lo primero que recuerdo de Inglaterra diría que los Beatles y el Big Ben. Los Beatles porque de pequeña me encantaba ir por la calle cantando "nananananananana Yellow Submarine, Yellow submarine, Yellow Submarine". Era todo el inglés que sabía. Y del Big Ben porque salía en la primera página de mi primer libro de inglés, el mítico Tip Top.
El caso es que la calle de bajada hasta el Big Ben y House of Parlament se me hizo interminable. Pero ahí estaba, dando las 4 de la tarde. Y nos dieron las 4 y cuarto haciéndonos fotos. Tengo pruebas.
La Westminster Abbey (al menos lo que vimos por fuera) fue espectacular. En la próxima visita habrá que verla por dentro.
El parque de Saint James me encantó, con sus patitos, ardillas y ese verde tan reluciente que llena Londres. Y Buckinham Palace me pareció una cutrez, sinceramente. Al lado de nuestros Palacio Real parece una casa hortera del típico nuevo rico.
Tanto nos gustó la zona que volvimos de noche para verlo todo iluminado desde el otra lado del Támesis. Espectacular.
El lunes fue el día del diluvio universal. Esa lluvia "que no moja, pero jode", en palabras de Jonhy, nos dio el coñazo todo la santa mañana. Por suerte, habíamos decidido que el lunes era el día de las visitas a los monumentos y pasamos ratos a cubierto. Me dio mucha rabia no poder subir hasta lo más alto de Saint Paul, pero mi vértigo es así. Me dio más rabia ún la chupa de agua que nos comimos en Tower of London y que nos impidió disfrutar plenamente de la visita.
Para mí todo se vio recompensado con la visita a la National Gallery. Vale que allí hay un montón de cuadros super famoso y preciosos pero me sigo quedando con Los Girasoles. No podía creerme que estaba delante de un auténtico y mítico Van Gogh. Precioso.
Definitivamente podemos posponer un tiempo el viaje a Egipto después de nuestras visita al British del martes. Como todos los visitantes, llegamos a la conclusión de que los británicos no se llevaron las pirámides y la esfinge porque no quedaba sitio en el barco. Y, para colmo, ya puedo decir que he estado cerca del Parthenon. Vale, de la parte del Parthenon que los ingleses se llevaron por la patilla, pero a mí me vale igual.
De Covent Garden me quedo con las láminas de la ciudad. Que me compré tres como podría haber comprado trescientas.
Penúltima visita a Picadilly Circus a rumbo a Hyde Park a hacernos millones de fotos en color y blanco y negro para poner en la coqueta (según Raúl).
Acabamos el viaje con más compras en Oxford Street (incluída mi taza de los Beatles, todo un tesoro) y la última visita a Picadilly.
La larga mañana en el aeropuerto esperando la vuelta a nuestra España querida me sirvió para ahcer balance y seguir poniendo en práctica mi inglés leyendo mis libros. Puedo decir que mola entenderse (o al menos medio entenderse) con gente que habla en otra lengua. Y nosotros conseguimos sobrevivir. Y con nota.
No voy a negar que me apetecía volver, veros a todos, echar unas partidillas de mus y comer en condiciones. Pero la idea de la vuelta al cole el lunes no me mola nada, aunque con sabor a chocolate y menta todo sepa mejor, primo.
Si no aparezco por aquí en unos días, preguntad por mí a las gárgolas de Westminster, a los cuervos de Tower of London, a las ardillas de Saint James, las camisetas de Candem Town o los patos y árboles de Hyde Park. Igual os dan una pista.
Nota: Pongo solo una foto porque es la única en que salimos los 4 y porque no sé con cuál de las 400 restantes quedarme.