Sucede que a veces...
... la vida se olvida de tí

Hoy pensaba escribir un post largo hablando de la vuelta al recreo, de la marcha de este 2º cuatrimestre, de las jornadas de Solidarios de hece 10 días, de lo contenta que estaba por las notas, felicitar a mi abuelo por su 87 cumpleaños y, quizá, poner algún chiste sobre Fidel.
Pero ayer a las 20:30 horas se paró el reloj, se paró la vida. Ya no sé muy bien si fui yo quien se olvidó de vivir, si fueron ellos o si fue la vida la que se olvido de mí, la que se olvidó de nosotros.
Las cuatro horas que iba a disfrutar viendo la tele después de dos días de duro trabajo, pasaron sin más. Los jugadores del Madrid no eran más que puntos blancos moviéndose sobre un tapete verde. Los Hombres de Paco no me hacían reir, no eran capaces de sacarme de mi letargo. La cena se me atragantaba a cada bocado. Me arrastré a la cama en busca de un reparador sueño que parecía no querer llegar nunca, mientras me rondaban en la cabeza algunas frases de "Desde mi cielo", el libro de Alice Sebold que había acabado esa misma tarde.
Perdí las palabras, la noción del tiempo y de mi cuerpo, no pensaba en las cenas por disfrutar, las películas que ver, los libros por leer o las risas que compartir. En mi cabeza solo cabía la misma eterna pregunta. ¿Por qué la vida se empeña en ser tan hija de puta?