Yo más que saborear París lo engullí en el sentido más amplio de la palabra. El viaje de placer planeado se convirtió en una contrarreloj por ver todo, entrar a todo, disfrutar de todo, comer los crepes de todos los sabores y no morir en el intento. Finalmente, casi todo visto (siempre hay que dejarse algo para poder volver), cuatro noches casi sin pegar ojo y un cansancio acumulado de no te menees. Creo que el cansancio, la falta de sueño y las infinitas escaleras de caracol hicieron que París no me gustara tanto mientras lo visitaba. Era una sensación rara de: "sí, muy bonito, muy grande, muchas escaleras, mucha gente pero, no". Creo que es la primera vez en mi vida que he disfrutado del viaje a la vuelta a Madrid, pensando en todo lo que he visto, repasando las más de 400 fotos y recordando las sensaciones mientras paseaba por sus calles.
A la eterna pregunta de: "¿Londres o París?" El mismo viernes, nada más bajar del avión, contestaba rotundamente un: "Londres". Después de reflexionar y saborear mejor el viaje digo que me quedo con París para turistear porque tiene más y más bonito y como ciudad en conjunto prefiero Londres, pero es que a mí me tira más el inglés que el francés.
Subir las escaleras de Montmartre camino al Sacre Coeur, fatigada pero ilusionada fue una experiencia casi religiosa. El viaje parecía empezar por su plato fuerte y la basílica no nos defraudó. Me encantó la vista de París desde allí, intentando imaginar si esa iglesia que se veía entre un montón de edificios sería Notre Dame o Saint Chapelle. Los molinos (el de la Galette y el Rouge) fueron una de mis visitas favoritas. Ya ves tú, un molino en mitad de una ciudad llena de edificios preciosos con la única particularidad de que se ilumina por la noche. Pues sí, a mí me encantó el Moulin Rouge.
De ahí al Arco del Triunfo y sus 270 y pico escaleras de caracol. De nuevo vistas increíbles, con sus doce avenidas llenas de coches y gente que parecían pequeñas hormigas. Una pasada.
Comida y pase por los Campos Elíseos hasta la Plaza de la Concorde, pasando por el Grand Palais. El Obelisco, los Estados Generales y a un lado la Torre Eiffel y al otro La Madelaine.
Esa fue nuestra siguiente parada, previa foto en Maxim, y de ahí en autobús a la Ópera (la más bonita que he visto nunca) y a las Galerías Lafayette, cuya cúpula parece más digna de catedral o de museo que de grandes almacenes. Ya quisiera la Almudena.
Tras una visita fugaz al hotel, a vivir París la nuit, la orilla del Sena y la Torre Eiffel iluminada.
La mañana siguiente amenazó lluviosa y quisimos ver la plaza de la República (cerca de la cual nos alojábamos), la de la Bastilla (me sentí toda una revolucionaria) y en autobús a Notre Dame. Eso sí que es una Catedral y lo demás tonterías. Me gustó tanto por dentro como por fuera, y eso es raro en mí.
Merece la pena subir los 422 escalones hasta la "casa del chepa" por las magníficas vistas de París (para mí las mejores sin lugar a dudas) y por poder disfrutar de cerca de las famosas gárgolas de Notre Dame. Unas 30 fotos de ellas dan buena cuenta de lo que me gustaron.
En la cola para subir a la Torre Eiffel nos dicen que hay aglomeración de público y que no podemos subir al tercer piso hasta dentro de media hora. Decidimos comer una rica lasagna en un italiano y volver a primera hora de la tarde, con tan mala suerte que empezó a llover mientras hacíamos cola de nuevo y, para cuando quisimos llegar al tercer piso, ya no se veía nada. Mala suerte. Otro motivo para volver.
La pirámide del Louvre nos saludó entre nubes de tormenta y, quizá por ser uno de los mejores museos del mundo o quizá por la lluvia, estaba hasta arriba de gente. Seleccionamos muy bien lo que queríamos visitar y en algo más de una hora estábamos fuera después de haber recorrido los pasillos de Egipto, Grecia, parte de Roma, la pintura Renacentista (me enamoré de Leonardo) y la sala Rubens.
He de decir que a mí, en contra de la opinión generalizada, no me decepcionó la Mona Lisa. Al contrario, me encantó. ¿Qué espera la gente? ¿Un cuadro del tamaño de las Bodas de Caná que está en frente? ¡Qué era un retrato, señores! Insisto, a mí me encantó.
Para el último día dejamos la visita a Saint Chapelle, la Corciengerie y los Inválidos. Me quedo con Saint Chapelle y sus vidrieras, que me dejaron flipada cuando estudiaba arte y volvieron a dejarme flipada mientras me recostaba en una silla para poder bien la bóveda de la pequeña iglesia.
Tras la comida en el Barrio Latino, el crepe de Nutella y las compras de última hora, nos quedaba tiempo para visitar Saint Denis, el campo donde el Real Madrid ganó la octava copa de Europa. Antes pasamos por la Gare d'Austerlitz para conocer a la viajera que quiso enseñar a besar a Sabina en ella. Cometimos el error de ir al hotel y eso impidó que nos levantaramos hasta más de media hora después. Así que cambiamos ese viaje en el RER por una visita al Moulin Rouge iluminado donde Ire y yo nos sentimos la mismisima Norma Duval en sus tiempos mozos o Nicolle Kidman, que va más con nosotras.
En definitiva, que París es una ciudad genial, grande a más no poder, con unos edificios que ni en sueños podrías imaginar y, sí, con muchas, muchas escaleras, pero merece la pena perderse por sus calles, dejarte impresionar por los miles de pedacitos de cristal que forman una vidriera, por mirar a los ojos a las gárgolas que contemplan impasibles los movimientos de miles de personas, por pensar por un momento que ese suelo lo pisó un día Aznavour, Reggiani, Moustaki; que en esa celda estuvo María Antonieta; que ahí esta enterrado Napoleón...
Todo eso y todo lo que aún nos dejamos pendiente, que no fue poco.
Nunca pensé que diría esto pero: Vive la France!!!
Eso sí, nuestra tortillas es mejor.
3 comentarios:
jejeje...París es que tiene algo...que invita a vivirla, a pasearla no sé...
La prefiero a Londres...!!
Me alegro que pese a todo ( sobretodo las escaleras) la saborearas....
ole! k bien explicado! :)
Que superhipemegachula la foto del molino.
Tengo k ir a Paris... tengo ganas, como te dije en el otro post.
Me alegro de k te lo pasaras muy super bien. Ahora vendras con las pilas cargadas para empezar a estudiar no? jeje
besosss
RUTH
benvenue!!
a mi me encantaría ir a ambos sitios, aunque tengo entendido que Londres es mas caro!
Martita
Publicar un comentario