¿Qué fuerza será la que aún nos une?

La entrevista de trabajo ha ido bien. No son muchas horas y el sueldo tampoco es demasiado bueno, pero soy periodista. Supongo que es lo que hay. Vamos, que ¡tengo trabajo!
Por algo hay que empezar.
La cuestión es que la entrevista ha rescatado un montón de fantasmas del pasado. No sé cómo he podido acordarme de tanta gente en tan poco tiempo, el recorrido en Metro entre Manuel Becerra y Ciudad Universitaria.
Me habría encantado que estuviera aquí para ver que soy casi periodista, como nos decíamos de críos. "Tú tienes que ser periodista para entrevistar a los jugadores del Madrid". Entonces nuestro horizonte vital acababa en la siguiente parada de metro y nuestros sueños en celebrar la séptima en la Cibeles. Celebré la séptima, la octava y la novena y estoy a punto de licenciarme. Yo cumplí mi parte del trato.
Seguramente al salir de la entrevista le habría llamado para preguntarle qué debía hacer. "¿Cojo esta oportunidad o espero a algo mejor?" Y seguramente me habría dicho que cogiera esto y ya veríamos que hacía después, que me preocupase de ser feliz y que puedo ser cualquier cosa que quiera ser.
Seguro que mi abuela se habría emocionado al ver a su ratona vestida con el birrete y la capita gris y me habría dicho que yo tenía que salir en la tele. "Con todos los nietos que tengo y ninguno ha salido en la tele".
Todo se andará. Los de los jugadores del Madrid, lo de oportunidades mejores y lo de salir en la tele.Pero hoy me he acordado de vosotros y os he echado de menos.
Hasta la eternidad.