domingo, octubre 12, 2008

...escaparemos de aquí...
La música ha actuado en mi vida en multitud de ocasiones como el mejor de los bálsamos. Y además para males muy distintos: los nervios previos a un examen, las ganas de gritar, las de llorar, las de olvidarte de todos los problemas y pensar que, al menos unos minutos, solo estás tú y esa canción en el mundo...
Los Secretos han sido bálsamo en muchísimas ocasiones, la mayoría de ellas tristes, en las que tenía ganas de llorar pero era incapaz de soltar ni una lágrima. Entonces me ponía mis cascos, sonabas los primeros acordes de Pero a tu lado o de Agárrate a mi, María, y salían solas.
Empecé a escucharles después de que un día Raúl viniese a buscarme en coche al cole (en su mítico 205 rojo) y en su radio sonase una cinta con la canción de Quiero beber hasta perder el control. Le dije que me gustaba y me grabó una cinta. Desde entonces hasta hoy.
Llevaba varios meses sin oír ninguno de sus discos, tantos como llevamos soltando y soltando lágrimas sin poder evitarlo.
Por eso el concierto del viernes era tan especial. Porque me dije a mi misma que sería el día 1 de una nueva vida, de una nueva etapa, de los próximos 30 años, como dijo Álvaro. Y cualquier nueva vida mia no puede separarse de Los Secretos. Fue un conciertazo, con todos sus grandes temas (solo faltó Culpable de mi lista de favoritas. ¡Cantaron hasta Colgado!), con un montón de sorpresas y con un sueño hecho realidad: Sabina y todos Los Secretos cantando juntos Por el boulevard de los sueños rotos. Y digo todos Los Secretos porque, aunque no cantando en el escenario, Enrique (yo soy más enriquista que alvarista, la verdad) estaba en el subconsiciente de todos, en lo más alto de las Ventas cuidando que las amenazantes nubes no soltasen ni una gota: nada de lágrimas y nada de agua. Lo del agua se cumplió, lo de las lágrimas era arena de otro costal.
Ahora, oyendo a Enrique cantar la canción que dedicó a su hija (me gusta tanto que estuve a punto de decirles que le pusieran María), estoy segura de que escaparemos de aquí, de que podremos con todo lo que nos manden y de que el viernes fue el día uno del mes uno del año uno de nuestras próximas vidas...

2 comentarios:

Pedrito dijo...

agárrate fuerta mi maria agárrate fuerte a mi, q está noche es la más fría y no consigo dormir. agárrate fuerte a mi maria, agárrate fuerte a mi, q tengo miedo y no tengo.. donde ir, asi q ya sabes lo q tienes q acer, sobran explicaciones, tengo muxas ganas de verte, un besazo enorme

Laura Abella dijo...

Sí, yo tengo esa misma sensación de bálsamo musical y de Los Secretos. Lo primero porque también me ocurre que en muchas situaciones estoy deseando escuchar una canción determinada…y en muchas muchas es el inicio de la tranquilidad, de una tregua…
Respecto a Los Secretos y las lágrimas. Le vi en el Palau de la Música Catalana ( un lugar MARAVILLOSO para conciertos) y he de decir que lloré el concierto entero. Literalmente, en una época en la que francamente no me pasaba nada (…). Fue emocionante.
Oh! ¿Cantaron el Bulevar de los sueños rotos con Sabina? ¡Cómo me habría gustado verlo!
Son francamente especiales.
Con tu permiso sumo ir a ver a Los Secretos a ir a ver a Ismael Serrano a mi lista de cosas que hacer con Lau algún día.

Petons!