domingo, octubre 29, 2006

Esclava de mis palabras

Durante unas horas aquí han estado escritas otras palabras. Palabras que ahora me encadenan a un sentimiento de culpa con el que no puedo.

Por un momento pensé que escribir lo que me gustaría sentir en un momento como este me ayudaría a superar la realidad, bastante más desagradable. Por unos minutos quise imaginar cómo serían las cosas si todo fuese bien. Pero eso de una vida idílica, todo sonrisas y buen rollo no existe. Ya voy aceptándolo.

Durante meses me he dedicado a decir a los demás lo bien que estoy, lo fácilmente que supero mis problemas y lo poco que me cuesta animarme. Realmente es así. Pero cuando me pasa algo malo todo vuelve a salir a flote. Los problemas no superados se convierten en olas imposibles de abatir que luchan por ahogarme.

Esas palabras escritas desde la ilusión y la esperanza de que pudieran ser ciertas han sido malinterpretadas por la persona más importante en mi vida, la que más me ayuda (sin saberlo) a superar los tsunamis de mi vida. O quizá fueron mal expresadas por mi parte, quién sabe.

Así que en estas me encuentro: sola ante el peligro y desfiando el oleaje sin timón ni timonel (Sabina es un maestro del que saco una frase hasta en los peores momentos). Sé que estoy a punto de tocar fondo, de dejarme llevar por la marea y que mi barca llegue donde tenga que llegar. También sé que eso no es lo correcto. Que debería luchar por lo que quiero y creo pero hoy me he quedado sin fuerzas.

Mañana empieza una nueva semana y con que sea un poquito mejor que esta que ya se acaba seguro que encuentro fuerzas para remar un rato más y alejarme del fondo.

Dios mío, ¡vaya prado de penas! que diriía Emilio en Aquí no hay quien viva.

Continuará...

1 comentario:

Joao dijo...

Ay tía, me dejas un poco preocupado. Pero es que los malos momentos son super necesarios para que existan los buenos. Es como el ying y el yang. Desafiando el oleaje sin timón ni timonel, pero querida mía el timón lo llevas tú. Perdona que le de guasa al tema pero es que me ha recordado a cuando la Campanario dijo aquello de "una es esclava de sus palabras y dueña de sus silencios". Besos