sábado, enero 26, 2008

Vivir sin miedo y en libertad

Siempre he preferido tener pocos amigos pero muy buenos. Nunca me he fiado de esos que dicen "yo tengo un montón de amigos". Con los que salir de copas y divertirte, sí, todos los que haga falta. Pero de los buenos, de los buenos de verdad, mejor poco, pero para siempre. Eso era lo que siempre había pensado. Ahora no sé ni lo que pienso ni lo que quiere.
Para mí los amigos están para compartir los problemas, para apoyarte en su hombro cuando la vida te ha hecho la zancadilla, con los que compartir las lágrimas de risa y las de pena. Pero nunca a los que acusar de haberte puesto la zancadilla, ni siquiera de haber lanzado el pie.
Mis problemas son míos, son culpa mía y yo tengo que resolverlos, aunque ellos te ayuden.
El gran problema llega cuando ni tú mismo sabes qué te pasa, cuándo no sabes cómo pueden ayudarte porque no sabes que decirles. No sé cuál es mi problema, no sé si será cosa de este año de transición que me he tomado en mi vida, o de que tengo que cambiar el chip de una vez por todas.
Solo sé que no descargaré mis problemas en nadie, noo culparé a nadie de lo que me pasa. Y, seguramente, ni siquiera se lo siga. A estas alturas, yo esperaba que mi buen amigo se hubiera dado cuenta y no me pusiese la zancadilla. Quizá el problema sea mio: que estaba pidiendo demasiado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces esperamos demasiado de algunas personas para las k en realidad no somos tan importantes.

Yo pienso eso, yo digo siempre que colegas tengo muchos, para salir de fiesta, echar unas risas, tomar unas copas... pero amigos de verdad, te aseguro k los cuento con los dedos de las manos e incluso me sobran.

Pero bueno, no todo el mundo tiene el mismo concepto de amistad.


Y aun asi, espero k lo tuyo con tu amigo se arregle, porq tu si k lo has considerado un amigo, y ojala se de cuenta...

1 besoo
Ruth

Anónimo dijo...

yo creo que es así como debe ser, tener pocos buenos amigos y muchos que sean simplemente colegas...
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que los amigos -resumiendo- están para todo, para lo bueno y para lo malo, pero nunca viene mal que te ayuden a resolver un problema por mucho que tú solita te lo hayas creado.
No sé que decirte, la amistad es tan complicada...
Y no creo que tu amigo te haya puesto la zancadilla, seguramente lo haya hecho sin querer. Nunca se pide demasiado a un amigo si de verdad es tu amigo.

Laura Abella dijo...

Quizás debas hablar con él, no sabemos ( ni tú, deduzco) si el chico ha hecho una zanacdilla sin querer ( y ni cuenta se ha dado) o sí si lo ha hecho y piensa que jamás le preguntarás por ello. Dile, dale a entender algo y libera energía estancada de esa manera. Guardartelo no hará que llegues sola a la respuesta y sobretodo no somos supermanes y necesitamos hablar, pedir ayuda o rato de escucha, eso es bueno y además fortalece.

Joao dijo...

Ay por favor, qué fuerte, estoy en el mismo trance. He estado dos noches sin dormir por la amistad y sobre todo por lo que intuyo puede acabar rompiendo una amistad, luego te cuento, osea, que esta entrada ha sido como leer mi mente