martes, junio 03, 2008

... que todas las lunas sean lunas de miel...

Todo lo vivido el sábado durante la boda de Chema y Mari me ha dejado sin calificativos. No importó que lloviera a cántaros, que no pudiéramos colgar las pancartas de papel a la entrada del pueblo, que no pudiéramos tirar confetti a su salida de la iglesia por miedo a que destiñera sobre la ropa ni prender la traca porque la pólvora se habría mojado. Importó mucho menos el madrugón, las carreras de peluquería que peluquería, el viaje lloviendo a Valfer, la inflada de globos y los pies calados. Improvisamos una pancarta de plástico en 50 segundos y, aunque nos habría gustado hacer más, la cosa quedó bien.
La cuestión es que a las 6 menos cuarto ya estábamos todos en el portal de Arancha, resguardándonos de la lluvia y esperando la llegada de los novios. Decir que estaban guapos es poco. Nunca había visto a Mari tan radiante, tan feliz. Parecía no importarle no poder lucir su precioso traje de novia.
Una hora de misa soporífera y rumbo al Castillo, a cenar. Cena rica, rica; los novios que abren el regalazo que le hicimos (malditas piezzas del puzzle) y baile hasta las 8 de la mañana. Como ya es habitual en nosotros, el baile fue lo mejor. Los novios se emocionaron con el tradicional vals (que no fue vals) y los demás disfrutamos con el pachangueo, los pasodobles y la barra libre, ¡claro! En este rato de baile en el restaurante disfruté de confidencias con Miriam (ocho millones de gracias), del pasodoble con Jesús que nos habíamos prometido en Semana Santa) y de Laurita, emocionadísima con su ramo de novia. Pero aún quedaba una sorpresa. El grupo anunciaba que era la última canción (después de un par de bises y varios ¡Viva Valfermoso!), empiezan a sonar los acordes, Arancha se me acerca, me dice "¡Laura!" Yo que no me enteraba de nada y ya allí que me grita "¡¡¡Lucas!!!" Y sí, era Lucas, cerramos el baile con la banda sonora de Los Hombres de Paco. No me lo podía creer. Eso sí, Sonia volvió a quedarse sin su Paquito el Chocolatero.
Ya en el Burna, tributo en directo a Mecano. Por fin pudimos tirar el confetti a los novios y Jesús y yo quisimos dedicarles una canción, ninguna mejor que Mujer contra mujer, que también bailamos juntos gritando tan alto como pudimos, porque lo que opinen los demás está de más.
Más conversaciones, más risas, más bailes, más ¡vivan los novios! y ¡guapos, guapos! y acabamos a las 7 de la mañana en la puerta del Burna tirando la traca, que ya no se mojaba, y con Chema escanciando sidra, como ya estradicional en él, después de un "ahora sí que lloro" al descubrir la sorpresa.
Fue un día genial, definitivamente. Lo mejor es que dentro de nada llega San Juan y lo repetiremos.
Iba a desearles a los novios que todas sus lunas sean lunas de mil, pero me lo ahorro porque no me cabe ninguna duda. Me limito a darles las gracias por el día tan estupendo que pasamos y a pedirles que nos hagan pronto tíos.
Hoy, más que nunca, ¡vivan los novios!

1 comentario:

Anónimo dijo...

viva los novios¡¡¡¡ muxisimas suerte wapos y disfrutad la luna de miel besitos

pedrito