lunes, diciembre 01, 2008

...sin ira, libertad...
Uno monta en el Metro y no sabe nunca lo que va a encontrarse. Puedes ver a viejecitos que tienen que ir de pie porque nadie se levanta a dejarles su sitio, embarazadas que se abanican a causa del calor y de su barriga, chavales que se cuelan con todo el morro del mundo, periódicos gratuitos, de pago, de todas las ideologías, libros, respetuosos Mp3 que solo oye su dueño, maleducados que llevan la música a tal volumen que lo oye todo el vagón... de todo. Un puede encontrarse de todo.
Y allí que una se levanta un lunes de buena mañana, sin haber salido de casa desde el viernes por la tarde a causa de un gripazo que me ha dejado con las defensas muy bajitas y la paciencia por los suelos, con un frío que te cala los huesos, el bolso, el abrigo, la bufanda, la bolsa de la comida y el paraguas (porque esta mañana caía agua-nieve), buscas el metrobús (¡qué alivio! ¡Está en el bolsillo del abrigo!) y allí que empiezas a oir gritos.
Tú no te has extrañado de la cola inmensa en las máquinas expendedoras y en las taquillas. Solo has pensado "debe ser principio de mes". Pero ahí, en esa mezcolanza de gente que es el Metro de Madrid, a ti te sorprende que alguien grite. Y te sorprende porque la gente a las 8'30 de la mañana de un lunes no suele tener ganas de gritar. Si fuesen las 8'30 de un sábado y el de los gritos fuese alguien viniendo de marcha, no te soprendería, pero un lunes, sí
En fin, que ahí había un hombre gritando y tres de seguridad diciéndole qu hicera el favor de calamarse y que no gritase. "Grito porque me da la gana, coño, ya. ¡Viva España! ¡Y viva Franco, hombre!"
¿Cómo? ¿De verdad ha dicho lo que yo creo que ha dicho? Ha sido como, si por un momento, todo se tiñese de blanco y negro y volviesen los tiempos de los pantanos, del NODO, de los grises y los Legionarios de Cristo Rey. Seguía bajando por las escaleras mecánicas y viendo las paredes amarillas de mi estación de Metro y he pensado que, aunque algunos les pese, España ya no es en blanco y negro. Aquí todo se tiñe de colores a cada paso y, si alguno se empeña en el bicolor, será de rojo y lila, o verde y amarillo, o azul y rojo, pero nunca más blanco y negro.
Y en mi cabeza, como la voz de la conciencia que siempre me acompaña ha sonado "las hostias siguen cayendo sobre quien habla de más..." Pero eso ya tampoco es cierto, porque si lo fuera, al tipo ese le habría llovido una buena mano de guantazos. En eso también les damos lecciones. Ahora siento curiosidad por saber cómo acabó la cosa...
Próxima entrega: El Dvd de Los Secretos que sale a la venta mañana. Me ha faltado cogerme el día de AP para ir a por él.

1 comentario:

Laura Abella dijo...

Hombre...yo creo que golpes siguen cayendo...hace poco aquí en Cataluña ha habido una movidilla por ese tema...ya que han colocado cámaras para controlar la actitud de la policía ( Mossos), o algo así - lo de las cámaras, no lo de los Mossos- y se ha visto lo que se ha visto. Se pide la dimisión del Conseller de Interior por ello. Por lo que se ha visto, no por poner las cámaras, que el mismo ha decidido empezar a poner para empezar a corregir...en fin, toda una paradoja.

Yo creo que acabó que el señor debió seguir gritando eso por las calles de Madrid, llueva, nieve, o agua-nieve...así son...