miércoles, septiembre 19, 2007

Vuela esta canción para tí, Sabina...
Y si El Nano pide un trago...
Me costó mucho describir las emociones del concierto de Alejandro Sanz. De hecho creo que no lo conseguí. Contar lo que viví ayer en el Palacio es imposible.

Alfonso (mi compañero sabinero) y Nuria consiguieron que entrásemos de los primeros y nos colocamos en la misma verja que separa el público del escenario. Para mí era un sueño imaginar tan cerca a los dos maestros.

Acababa de leerme la biografía de Sabina y el otro día volví a ver (por infinita vez) la serie "Vientos del pueblo", sobre la vida de Miguel Hernández, mi poeta favorito sin lugar a dudas, y había escuchado cientos de veces la cinta de Serrat con sus poemas. Estaba en situación para vivir una noche cargada de emociones y buena música. Pero no imaginaba que fuese tanto.
Sabina, una vez más, no defraudó. Me emocioné con Quién me ha robado el mes de abril, Princesa, Ruido, Y sin embargo (magistral, Serrat), Aves de paso, La del pirata cojo, Noches de Boda, Y nos dieron las diez... Los primeros acordes de Yo me bajo en Atocha me trasportaron al concierto de Las Ventas, en que no pude contener las lágrimas, y con Más de cien mentiras se me hizo un nudo en la garganta que casi me ahoga.

Sabina fue más Sabina que nunca, más rockero que nunca, más poeta que nunca, con su bombín y la chaqueta de un frac, irónico y divertido. El maestro de maestros.
Serrat fue todo un descubrimiento para la que aquí escribe. He crecido escuchando sus canciones gracias a mi padre y, de pronto, verle ahí cantándome tan cerca, me transportó a mi más tierna infancia. A esos viajes al pueblo y a la playa oyendo tantas y tantas canciones, que de pequeña no entendía y ahora me parecen la más bella de las poesías.
Además, tocó temas antiguos, que poca gente conocía, lo que nos permitió disfrutar de su incomparable voz. A Hoy puede ser un gran día, Fiesta, Señora, Aquellas pequeñas cosas o tu nombre me sabe a yerba se unieron pronto las míticas Lucía, Penélope y Mediterráneo.

No puedo quedarme con un momento de las tres horas de buena música que disfruté.

Uno de los más emocionantes: cuando el par de pajarracos sobre el escenario empezaron a cantar Cantares. Fue hacia la mitad del concierto. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nuna se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino, sino estelas en la mar". Me parece de lo más bonito que se ha escrito nunca. Y ahí estaban ellos dos, recitándolo a nuestros oídos.
Pensé: "como canten una de Miguel Hernández ya si que me da algo".
Al final del concierto ya se me había olvidado.

Fue entonces cuando Sabina entonó eso de "Para la libertad sangro, lucho, pervivo..." Y Serrat siguió con el resto. Me debatía entre las ganas de grabar ese momento y conservarlo para la posteridad, las de gritar la canción más que nadie en el Palacio y las de retener las lágrimas. Entonces, casi como un mensaje que llevaba esperando todo el día, y juntos, los maestros cantaron: "porque soy como el árbol talado que retoño. Aún tengo la vida. Aún tengo la vida".

Para mí, son los dos mejores compositores en español.
Serrat y Sabina no pudieron hacerme mejor regalo que el concierto de anoche.
Yo hoy no puedo hacerle mejor regalo a Joao que ese verso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si crees k con Alejandro Sanz te kedaste corta, con estos has sacado todos sentimientos eh?
Siento no compartir tu gusto ni por Sabina ni por Serrat, pero entiendo y siento la ilusion k te hace estar cerca de tus artistas preferidos y sentir k cantan para ti todos sus temas, y la verdad k es muy emocionante.
Algo parecido senti yo con Miguel Bose.
Un beso, y buen finde!

RUTH

Anónimo dijo...

Joao: muchas gracias!